tomate_la_huerta

ENTREVISTA CON

Tómate la Huerta

Natalia del Fresno cambió las pizarras por la azada. Simón García Gaitán dejó de lado los mapas para enfrentarse a lo que representan. Al terreno baldío al que hay que arrancar sus frutos. Al bancal que transformar en huerta. Estos dos jóvenes madrileños cambiaron la ciudad por el campo y a la hora de elegir un modelo para su huerta lo tuvieron claro. Apostaron por la huerta ecológica, lo que les supone un esfuerzo extra en un trabajo de por sí sacrificado. Pero los beneficios que este modelo supone, para el producto final y para el medio ambiente, pudieron más. Tómate la Huerta, así se llama su proyecto, no usa pesticidas ni abonos químicos. Apuesta por una agricultura a pequeña escala y de proximidad. No son métodos modernos ni rompedores, más bien entroncan con la tradición. Pero a veces lo tradicional puede ser lo más revolucionario. Hablamos sobre ellos con Simón.


¿Cómo han acabado un ingeniero agrónomo y una maestra trabajando en una huerta?

Yo terminé la carrera y trabajé con alguna beca de investigación. Rápidamente me di cuenta de que era un mundo muy difícil. Y sabía, por las prácticas en la carrera, que a mí me gustaba mucho trabajar con la tierra. De alguna manera conseguí el contacto de un chico que tenía una huerta en Ciempozuelos y estuve trabajando con él. Ahí me di cuenta de que lo que quería yo era tener mi propia huerta y vivir cultivando verduras. No me arrepiento para nada, estoy muy contento con lo que hago y tengo muchos proyectos.

A mi compañera Natalia siempre le atrajo el campo, aunque ella estudió Magisterio Especial. Y gracias a su hermano, que es amigo mío de toda la vida, conseguí de alguna manera convencerla y empezamos a cultivar verduras.

Sois una huerta ecológica. ¿Qué significa eso exactamente? ¿Qué diferencia hay entre una huerta ecológica y una tradicional?

Somos una huerta ecológica y una huerta tradicional. De las huertas que nos diferenciamos sonde las que hoy en día se consideran convencionales. Somos ecológicos porque seguimos todos los parámetros de lo que dicta la agricultura ecológica en España (usar semillas naturales no transgénicas, evitar el uso de fertilizantes y abonos químicos, respetar a los bichos del huerto siempre que no sean plagas, optar por cultivos en rotación…).

Y somos tradicionales porque hacemos lo que se hacía antaño, pero sin olvidar la tecnificación y los avances que van saliendo, siempre que sean posibles. Muchos de esos avances están pensados para grandes explotaciones. Pero a veces los hacemos nosotros mismos, los adaptamos. Así que al final tenemos una huerta tradicional pero tecnificada, para que todo el esfuerzo no recaiga en la mano de obra y poder hacer los procesos más eficientes.

Dicen que los tomates de supermercado ya no saben a tomates. ¿Es una realidad o un lugar común?

No estoy del todo de acuerdo. No porque no sea así, sino porque no afecta solo a los tomates. En todas las hortalizas se nota una gran diferencia entre una cultivada con métodos tradicionales, que llega a ti tres días después de ser recogida, y una hortaliza industrial, que tiene que pasar por toda la cadena logística, por cámaras frigoríficas durante días, antes de llegar al consumidor final. En cuanto a los tomates, nosotros solemos escoger variedades nacionales, con una piel más fina. Todo esto conlleva que sean variedades con una durabilidad más corta en cuanto a la conservación. Por eso muchos supermercados o tiendas no se pueden permitir este tipo de producto, más perecedero. Otra diferencia importante es que nosotros cosechamos los tomates en un momento óptimo de maduración. Dejamos que maduren la mayoría del tiempo en la planta. 

Igual el problema es que no se puede consumir tomate bueno todo el año. ¿Por qué es importante que el consumidor se conciencie sobre la importancia de comer verduras de temporada?

Es verdad. Tenemos que consumir productos de temporada porque es mejor para el medio ambiente. Pero también porque es mejor para nuestro organismo. Podemos consumir tomate durante todo el año, pero desde junio hasta septiembre es cuando mejor está. Creo que el consumidor se tiene que concienciar sobre la importancia de consumir hortalizas de temporada, porque es un tipo de consumo más responsable.

Vuestras verduras son, si no kilómetro cero, kilómetro 75, que es lo que separa vuestra huerta del centro de Madrid. ¿Por qué hay que apostar por este tipo de comercios y proveedores de proximidad?

De alguna manera así favoreces un tejido productivo, un tejido artesanal en las zonas cercanas, potencias el autoempleo, consigues que negocios pequeños y más cercanos florezcan. Consigues además una mayor trazabilidad. Saber de dónde sale el producto que estás consumiendo. Y es menos contaminante para el medio ambiente. Todo son ventajas.

En los últimos años, en las grandes ciudades han surgido muchos grupos de consumo. Vosotros trabajáis con algunos. ¿Qué particularidades y ventajas tiene esta forma de consumir?

Es una forma distinta de consumir. A nosotros nos facilita las cosas porque en grupo se hacen pedidos y se llega a una cierta cantidad. Esto nos lo pone más fácil a la hora de transportar. Pero las ventajas son sobre todo para el consumidor. Porque hace que la gente se reúna y hable sobre alimentación. Hace que escoja proveedores, que se plantee la forma en la que los alimentos llegan a su despensa. También hace que tengan un trato más directo con el agricultor. Estos grupos de consumo vienen a la huerta, hablan con nosotros, ven de dónde sale el alimento. Tienen una idea más clara de qué es lo que están comiendo.