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ENTREVISTA CON

Laura Baena

A Laura Baena la realidad de la crianza la desbordó. Esta publicista malagueña se sorprendió por la versión romantizada que se tiene de la maternidad, muy distinta de la carga real que supone. Por eso, a modo de desahogo, empezó a quejarse en Twitter y a autodenominarse como mala madre. Se dio cuenta de que no estaba sola. De esta forma surgió el Club de Malasmadres, un movimiento que ha resignificado el concepto de maternidad. El club, un auténtico fenómeno en las redes sociales, comparte los problemas de la crianza. Uno de los más acusados es la dificultad de la conciliación laboral. Seis de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres. Por esoBaena  impulsó la asociación Yo No Renuncio, que fomenta y pone en la agenda temas de conciliación, asesora a madres trabajadoras y denuncia la discriminación laboral que muchas veces se asocia a la maternidad.


¿Cómo surge el grupo de Malasmadres y cómo ha evolucionado en estos años?

De un sentimiento individual y personal que tuve a raíz de mi primera maternidad. Como a muchas, se me cayó el mito de la madre perfecta que nos han vendido. No existe y no es posible. Las mujeres de mi generación necesitamos un nuevo modelo social de madre que sea coherente con la realidad social que vivimos. No queremos renunciar ni a nuestra carrera profesional ni a ver crecer a nuestros hijos e hijas. Con mucho humor y la intención de desmitificar la maternidad, comencé en Twitter a compartir pensamientos impuros de “Malamadre”. Esto conectó con una necesidad social de que alguien dijera la verdad de la maternidad y generó el inicio de un movimiento social que ahora aglutina a más de un millón de mujeres que se sienten parte de una comunidad emocional que las representa y que lucha a través de la Asociación Yo No Renuncio por una conciliación real, que es el problema que acompaña a todas las madres y mujeres de España.

¿Cómo sois conscientes vosotras de esta problemática? ¿Y cómo puede ayudar a solucionarla Yo No Renuncio?

Analizando y poniendo en datos cómo estamos conciliando, qué se necesita para revertir esta situación y cuáles serían las líneas de acción. Además, trabajamos en concienciación y visibilización a través de talleres, jornadas y la presencia en medios de comunicación. Junto con nuestro papel de activismo político, para estar al lado de las instituciones y poder trazar medidas que mejoren la conciliación, la corresponsabilidad y la igualdad. Pero sobre todo como asociación, estamos en contacto con las madres.

¿Cómo?

Con nuestro Teléfono Amarillo de la Conciliación, primer servicio gratuito para resolver sus dudas legales. Queremos ofrecerles información, acompañarlas y asesorarlas para que no se sientan solas cuando tienen que comunicar un embarazo, cuando necesitan adaptar o reducir una jornada, entre otras dudas diarias. Las historias, los testimonios diarios que nos llegan, demuestran la dura realidad social que vivimos y a las que necesitamos dar voz para que se entienda la necesidad urgente de un cambio social.

¿Qué tipo de historias escuchan? ¿Cómo penaliza la maternidad a la mujer en su entorno laboral?

Cuando llega la maternidad se destapan los roles tradicionales que siguen tan arraigados en nuestra sociedad. La mujer se alza como principal cuidadora, dejando claro que en España la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad. Y no solo hablo de la falta de implicación del hombre en los cuidados, sino de la falta de compromiso social de instituciones y empresas. La maternidad tiene que valorarse, los cuidados tienen que estar en el centro, y esto debe impulsarse desde todos los agentes sociales para que las mujeres no seamos invisibles y apartadas del mercado laboral cuando llega la maternidad. Seis de cada 10 mujeres renunciamos a nuestra carrera profesional al ser madres. Y al mismo tiempo 7 de cada 10 mujeres, según nuestros estudios, tendrían más hijos e hijas si contaran con medidas de conciliación que les permitieran adaptar su jornada laboral. En España la tasa de natalidad cae y urge trabajar en políticas transversales de conciliación para frenarlo.

La igualdad de días en el permiso de paternidad debería haber aliviado la situación. ¿No lo ha hecho?

Los permisos igualitarios e intransferibles van a forzar la corresponsabilidad en los primeros meses de crianza, pero no son suficientes, entre otras cosas porque se permite la simultaneidad a la hora de disfrutarlos y esto lleva a que la carga caiga en hombros de la mujer, como defiende la PIINA. Además, se está penalizando ya a muchos hombres que deciden ejercer su derecho de cuidar, y esto tampoco se puede permitir. No obstante, tenemos que entender que 16 semanas es insuficiente, que el cuidado de los hijos e hijas es una responsabilidad social durante toda la vida. Por lo que una única medida no va a corregir la inercia de la falta de conciliación, necesitamos planes mucho más ambiciosos que impacten dentro y fuera del hogar, que estén dotados de recursos económicos y humanos, para que llegue al mayor número de familias, por supuesto, siempre priorizando a las más vulnerables, como las familias monomarentales.

También habéis hecho vídeos sobre mujeres emprendedoras, asesoradas por el Parlamento Europeo. ¿Se enfrentan las mujeres, especialmente las madres, a problemas específicos en este mundo?

Cuando llega la maternidad, muchas mujeres renuncian, y esta renuncia lleva asociada la necesidad de buscar otros caminos. En muchas ocasiones el emprendimiento llega ante una situación de falta de conciliación. Es un emprendimiento por necesidad y no por talento. Y en este punto queremos acompañarlas, darles formación, ayudarlas a poder dar forma a una idea o hacer rentable un proyecto. Con esta situación lo que se demuestra claramente es que, si se apostara por la flexibilidad, muchas mujeres no tendrían que renunciar. Y entonces emprenderían aquellas que realmente lo desean y están preparadas para ello. Estar de la mano de la Oficina Española del Parlamento Europeo para acompañarlas en este camino es una oportunidad estupenda, pero no la solución.

Al hablar de conciliación, las empresas siguen asumiendo que es una demanda esencialmente femenina. Y los datos no lo desmienten. Son las mujeres, en una proporción aplastante, las que piden reducción laboral para cuidar a menores o dependientes. ¿Por qué sigue pasando y qué puede hacerse para igualar la balanza?

Es un problema grave pensar que la conciliación solo es cosa de mujeres, pero es así, así de triste. Es algo que nos afecta a nosotras, pero sino implicamos a los hombres, sino se corresponsabilizan como es necesario, no avanzaremos. Porque ellos no son los que sufren la discriminación diaria, el cambio de funciones, los despidos o la falta de apoyo cuando llega la maternidad. La reducción de jornada y la excedencia para nosotras son trampas de la conciliación. Es necesario revisar las medidas y legislar con perspectiva de género, analizando quiénes las cogen. Y que exista paridad porque sino nunca romperemos la inercia de que los cuidados y las renuncias tengan nombre de mujer. Hay que apostar por jornadas flexibles, que sean un derecho para todas las personas.